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30 de julio de 2024, Vigésimo Segundo Aniversario de la Canonización del Hermano Pedro de San José Betancur  

 

    

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El 30 de julio de 2002, en su Tercera Visita Apostólica a Guatemala, el ahora San Juan Pablo II celebró la Santa Eucaristía para la Canonización del Beato Hermano Pedro de San José Betancur.

 

El 30 de julio de 2024 se conmemoran veintidós años de aquel acontecimiento de gran espiritualidad para Guatemala y para toda América.

 

 La presencia de los restos mortales del Santo Hermano Pedro fue la razón por la que el señor Arzobispo de Guatemala, Su Excelencia Monseñor Rodolfo Quezada Toruño (Q.E.P.D.), el 30 de julio de 2003, elevara el Templo de San Francisco a Santuario Arquidiocesano.

 

En la actualidad, el Templo de San Francisco, Santuario del Santo Hermano Pedro, es el lugar en el que convergen devotos peregrinos, de diferentes culturas e idiomas, para visitar el sepulcro en el que se encuentran los santos restos del Hermano Pedro.

 

Con gran devoción, los fieles creyentes visitan el Santuario del Santo Hermano Pedro y tocan su sepulcro como advirtiéndole su presencia, contándole penas y alegrías, pidiéndole ayuda material y espiritual, o para agradecerle los milagros obtenidos. Asimismo, colocan velas de diferentes colores que, según la tradición, tienen un significado especial dependiendo de la necesidad personal. 

 

Misticismo en la sepultura del Santo Hermano Pedro al conmemorarse un aniversario más de su Canonización

 

 

El Milagro de la Canonización

 

Para que el Hermano Pedro fuera elevado a los altares, se hacía indispensable la comprobación documentada y certificada científicamente de un milagro.

 

En esas circunstancias, en 1985, un niño de 5 años enfermo de linfoma linfoblástico difuso fue curado por el entonces Beato Hermano Pedro. Esto sirvió a la causa que seguía en Roma el postulador General, el franciscano Lucca de la Rosa, y el Vicepostulador Damián Muratori.

 

Según antecedentes, Adalberto González, originario de Vilaflor de Chasma, Islas Canarias, Tenerife, fue ingresado a un hospital de la localidad el 29 de marzo de 1985 ya que sufría quebrantos de salud. Luego de un examen médico, el 24 de abril del mismo año le diagnosticaron una forma de cáncer cuya curación parecía casi imposible.

 

Al día siguiente, el 25 de abril, motivados por la reciente Beatificación del Hermano Pedro de San José Betancur, que en solemne ceremonia había efectuado el Papa Juan Pablo II, el 22 de junio de 1980, la comunidad de Vilaflor, encabezada por la familia de Adalberto, el párroco, profesores y compañeros, iniciaron el rezo de una Novena para encomendar la salud del pequeño al Venerable Hermano Pedro, cuyo aniversario de este último se celebra el 25 de abril de cada año. El día 30, del mismo mes y año, se inició una terapia muy fuerte para recuperar la salud de aquel niño.

 

Al hacerse pública esa Novena, se realizó una peregrinación llevando flores a La Cueva, como se le conoce al lugar donde Pedro de Betancur (el Hermano Pedro) descansaba luego de pastorear ovejas, durante su niñez; y donde actualmente se encuentra una efigie del Santo.

 

A partir del rezo de aquella Novena, Adalberto empezó a sentir mejoría. Además, una monja bethlemita, Sor Georgina, le visitaba y donde él sentía dolores le colocaba una reliquia del Beato y, en ese momento, el infante sentía un alivio del dolor; notándose una mejoría el 24 de julio de 1985 hasta sanar completamente; sorprendiéndose los médicos al observar que la enfermedad había desaparecido. En la actualidad, el joven Adalberto González lleva una vida tranquila en la ciudad de Vilaflor de Chasma, sintiéndose feliz por ser la prueba viviente de la santidad del Hermano Pedro.

 

En vista de esa sanación fuera de lo común, entre 1988 y 1996, en la Diócesis de San Cristóbal La Laguna, Tenerife, se instruyó el proceso sobre el milagro para solicitar la Canonización del Beato Hermano Pedro.

 

El 7 de julio de 2001, ante el Papa Juan Pablo II, se promulgó el Decreto que testifica la autenticidad del milagro presentado para esa Canonización.

 

El 26 de febrero de 2002, se fijó la fecha para la celebración religiosa y, el 30 de julio del mismo año en la ciudad de Guatemala, en ceremonia presidida por el Papa Juan Pablo II con motivo de su Tercera Visita a este país, se proclamó la Canonización del Beato Hermano Pedro de San José Betancur, constituyendo un acontecimiento de incalculable valor pastoral y eclesial para Guatemala y para toda América.

 

El Papa Juan Pablo II celebró solemne Eucaristía, en la que también ministraron Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, Arzobispo Metropolitano de Guatemala (izquierda); y Monseñor José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Delegado de la Santa Sede (derecha):

 

 

 

El Papa Juan Pablo II saludó a los fieles creyentes y celebró solemne Eucaristía (*)

 

Especialmente para esta celebración religiosa, el Gobierno de La Granadilla, Tenerife, Sur, Islas Canarias, donó una campana, que fue bendecida por Monseñor José Saraiva Martins, en su visita a las Obras Sociales del Santo Hermano Pedro; y es la que hicieron repicar dos personas, como señal de júbilo y alegría, cuando Su Santidad el Papa Juan Pablo II declaró Santo al Beato Hermano Pedro de San José Betancur, en la ceremonia de Canonización.

 

 

Campana donada por el Gobierno de

La Granilla, Tenerife Sur, Islas Canarias

 

 

En las inscripciones de dicha campana se lee:

 "Ora por Guatemala y las Obras Sociales.

La Antigua G. 30/07/02 Canonización"

 

 

Imagen del Hermano Pedro en

la ceremonia de Canonización

 

 

Luego de finalizada la ceremonia religiosa, y a eso de las diecisiete horas del mismo día, Su Santidad se dirigió desde la Nunciatura hacia el Aeropuerto Internacional La Aurora, para salir de Guatemala.

 

Con su mano levemente levantada en alto y su cabeza inclinada, Juan Pablo II se despidió de los feligreses congregados en ambos lados de la vía adornada con alfombras de aserrín multicolor y flores. La nostalgia fue confundida con el sonido de panderetas, pitos y tambores que se hicieron sonar mientras se exclamaba Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo.

 

La ceremonia de despedida del Pontífice fue sencilla y breve, siendo las últimas palabras que él pronunció en nuestro país Guatemala te llevo en mi corazón.

 

Reflexión

 

Aún perdura en el ambiente místico de la recordada ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy La Antigua Guatemala, la huella espiritual del peregrino y penitente que llegó a esa ciudad en el siglo XVII con el propósito de evangelizar al nuevo mundo. En esa población, el Hermano Pedro llevó a cabo un itinerario de lugares de oración, de recogimiento espiritual y de contemplación, dispuestos para que la tradición popular los hiciera propios. Su memoria espiritual perdura hasta el día de hoy, siendo, entre otros, uno de los lugares que reseña su presencia permanente entre nosotros en el Templo de El Calvario [Ermita del Santo Calvario], que él construyó con sus manos y donde desarrolló su espiritualidad.

 

 

    

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