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En 1726, los frailes mercedarios solicitaron al Ayuntamiento
permiso para fundar un colegio
que se dedicaría a estudios menores.
En 1739, sin tener previa autorización de la realeza, los
religiosos iniciaron la construcción del Colegio de San
Jerónimo. La edificación se concluyó en 1757 e incluyó la
Ermita de San Jerónimo.
Entrada a
las ruinas del
Colegio
de San Jerónimo
[1a.
Calle Poniente y Alameda Santa Lucía] |
En 1761, el Colegio fue clausurado por el Rey Carlos III ya que la
construcción no contaba con autorización real, ordenándose la
demolición de lo edificado. Es de suponer que por el alto
costo de tal actividad, la orden no fue cumplida por lo que,
en 1765, la realeza tomó posesión del lugar
utilizándolo
como
Real Aduana y, posteriormente, como cuartel y establos de la
milicia española.
Así como sucedió con otras, esta edificación fue destruida por el
terremoto ocurrido en 1773, por lo que actualmente se
encuentra en ruinas; no obstante, es permitida la visita de
turistas y peregrinos.
Después de ingresar
al lugar y observar patios interiores, como el siguiente...
Nos acercamos a la
puerta de ingreso a estas ruinas. En su época, ésta fue la
misma puerta del acceso principal:
Al frente de esta
edificación se trasladaron algunos escombros que, por su
magnitud, ya no se retiraron del lugar:
La destrucción fue
total, según observamos a continuación:
En el interior de
lo que fueron algunos ambientes se encuentran escombros que,
por sus dimensiones, no es posible retirarlos fácilmente del
lugar:
La mayoría de los
arcos de la segunda planta no resistieron la intensidad de los
movimientos sísmicos. Así se observa desde dicha planta:
Las gruesas paredes
permitieron construir nichos en los que, probablemente, se
acondicionaron imágenes religiosas. Lo que aún queda en pie
evidencia que la edificación se realizó en forma tradicional:
piedras grandes como cimiento y ladrillos de barro cocido que
se unieron con argamasa; y sencilla geometría lineal tallada
en estuco:
En la parte
superior de un ambiente, aún se observa una cúpula colonial
que se construyó con una variante: base piramidal alta y
octagonal:
En el patio
principal se encuentra una fuente colonial octagonal, de
piedra tallada, que los religiosos colocaron como era
costumbre en aquella época. Dicha fuente se enmarca o resalta
con un pasillo circular al que convergen cuatro caminamientos
laterales que representan igual número de los puntos
cardinales; todo esto último elaborado con losetas, una forma
de piso cuadrado de barro cocido, colocadas simétricamente:
En dicho patio
principal se construyeron gradas que permitían el acceso a la
segunda planta que enmarcaba el lugar. La vista desde la
indicada planta, es así:
Es probable que
existieran jardines en el contorno de esta edificación. En
nuestros días así se aprecian:
Lo que actualmente
se utiliza como bancas en uno de los extremos del mencionado
patio interior, en la época colonial pudieron utilizarse para
otros fines, ya que aquí se estableció la milicia española:
El lugar se utiliza para la realización de
actividades sociales o eventos culturales.
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