Al final del bulevar de doble vía conocido como 'Alameda del
Calvario' se localiza el Templo de El Calvario.
Los orígenes de esta edificación religiosa datan de 1618
cuando la Congregación Franciscana realizó la demarcación del
solar para la construcción de
un Calvario a 1322 pasos del Templo de San Francisco que,
según dice la tradición Franciscana, es la distancia entre el
Pretorio y el Monte Calvario, o sean los pasos recorridos por
Jesús en su vía sacrosanta. En 1619
se colocó la cruz atrial, que se observa actualmente, y se
construyó el primer portal.
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Debido a la falta de recursos económicos, la
construcción de esta Ermita se inició hasta 1652. En ese
año, el Hermano Pedro llegó para colaborar con los
religiosos de la Tercera Orden de San Francisco en la
recolección de materiales, como ayudante de albañil y en
la recaudación de limosnas para continuar la
construcción.
Final de la Alameda del Calvario |
En julio de 1654, el Hermano Pedro se trasladó a vivir en esa
edificación como superintendente de la obra, desempeñándose
luego como sacristán de la misma Ermita. La construcción
concluyó en 1655.
Él
encontró ese lugar muy a propósito para dedicarse a la
oración, a realizar constantes ejercicios espirituales y de
mortificación corporal, y para realizar obras de caridad por
toda la ciudad para ayudar a los desposeídos. Era un hombre
que gozaba de buena salud, sin embargo, el contacto con los
enfermos a quienes les daba refugio y abrigo, sus continuos
ayunos y desvelos, sus caminatas nocturnas para socorrer a los
pobres y desamparados, y sus constantes ejercicios de
mortificación hicieron disminuir su constitución física,
siendo el 14 de abril de 1667 cuando principiaron a
manifestarse los síntomas de una enfermedad; por lo que se
trasladó al Hospital de Nuestra Señora de Belén, que el mismo
había mandado construir.
Ya enfermo de gravedad y cuando llegó la hora de su muerte, el
Hermano Pedro levantó sus brazos a un cuadro relacionado con
el Patriarca San José
que se encontraba en la enfermería del mismo Hospital, y con
ademanes de querer abrazarlo, su rostro se iluminó con una
dulce sonrisa y una felicidad incomparable; y quedando como
fuera de sí dijo:
¡Ésta es mi
gloria!
Al pronunciar estas palabras, a las dos de la tarde del día
lunes 25 de abril de 1667, murió, a los 41 años de vida y a
los 15 años de haber llegado a Guatemala.
El terremoto ocurrido en 1717 destruyó tanto la Ermita del
Santo Calvario como su portal. Esa edificación religiosa se
restauró en 1719, siendo necesaria la construcción de un nuevo
portal, en 1720, que es el observado actualmente como un
triple pórtico, que místicamente representa al
Padre,
al
Hijo
y al
Espíritu Santo.
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Cruz atrial y portal |
Templo de El Calvario
[Ermita
del Santo Calvario],
apreciándose desde el
portal |
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El terremoto sucedido en 1773 también dañó parcialmente dicha
Ermita, por lo que en Siglo XVIII se hicieron algunas
reparaciones para continuar el servicio religioso. Fue en 1965
cuando se reparó el techo, se instaló nuevo piso y se dotó de
nuevo mobiliario que incluyó altar, camarines y sillería.
La congregación
franciscana ha resguardado una pintura conocida
como
El Tránsito
del Glorioso San José,
que es una obra artística al óleo sobre madera de autor
desconocido. Dicha pintura fue
restaurada en época contemporánea.
Pintura El
Tránsito del Glorioso San José:
Según la
representación...
Se observa a San José agonizante asistido por Jesús y María.
Un texto permite apreciar que Jesús expresa a San José:
“Padre mío
descansa en paz”.
Asimismo, un ángel señala el Reino celestial.
En la
parte inferior de la misma pintura se consignó el siguiente
texto que expresa lo siguiente:
“Yo bendeciré y favoreceré a todo hombre en la iglesia de
los justos, que en el día de tu memoria O Joseph
ofreciere sacrificio a Dios y al que meditare tu vida,
trabajos y tránsito de este mundo”
Esta Pintura la
apreciamos así:
Fotografía de
CCN. Todos los derechos
reservados.
El contraste de la fotografía se incrementó
para apreciar el colorido de esta Pintura.
En lo concerniente a los aspectos religiosos, es importante
señalar que la Iglesia ha permitido que la celebración y
recuerdo de la muerte de San José, es decir, cumplido el
curso de su vida terrenal, se designe con el nombre de
Tránsito
por tratarse de una persona justa con ejemplo de santidad en
su virtuosa vida. Además, San José tuvo el privilegio
singular que cuando expiró fue asistido por Jesús y María.
Asimismo, la Iglesia acepta que San José sea venerado como
Abogado especial para alcanzar la gracia de morir bien.
Nada hay más importante para todos que el velar y estar
siempre preparados para aquella hora suprema, y que medio más
a propósito para obtener la gracia de una buena muerte que
acudir a San José. Así lo han entendido y lo entienden los
fieles devotos que han acudido a él como el Abogado de los
agonizantes...
¡y todo
el consuelo que reciben los que así lo han invocado!
...
entre los que se incluye, sin duda alguna, al Hermano Pedro.
Fuente:
Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala.
Templo de El Calvario [Ermita del Santo Calvario].
Itinerario de un peregrino en una "Ciudad Mística", La Antigua
Guatemala (Ediciones Provincia Franciscana "Nuestra Señora de
Guadalupe" de Centro América y Panamá). Periódico Católico La
Misión. Radio Cristiandad, La Voz de la Tradición Católica.
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