Orden de
Predicadores o Dominicos
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Alrededor del año 1170, en Caleruega, España, nació un
gran ejemplo de humildad y servicio al prójimo, que hoy
en día inspira a servir y orar con convicción y
devoción, el ahora Santo, Domingo de Guzmán.
Con sus obras de caridad y servicio, marcó una época
digna de recordar. A pesar de su juventud, se conmovía
de las miserias que vivía el pueblo de Palencia. Se
compadeció profundamente de los pobres a quienes les
repartió sus pertenencias. Se consagró a la vida
apostólica viviendo de limosnas que diariamente
mendigaba, renunciando a comodidades, caminando a pie y
descalzo, sin casa propia, ni cama en la que pudiera
descansar y sin más ropa que la puesta.
Imagen de Santo Domingo de Guzmán.
Templo de Santo
Domingo, Basílica Menor de Nuestra Señora del
Rosario, Ciudad de Guatemala. |
El Maestro Domingo, llamado así por el grado académico
que obtuvo en la Universidad de Palencia, España,
siempre que viajaba por Europa llevaba consigo el
Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Estaba
tan apegado a esas lecturas que, según la historia, en
una de sus noches de vigilia tuvo una visión: los santos
Pedro y Pablo se le aparecieron. San Pedro llevaba
consigo el Evangelio y San Pablo sus Cartas, con este
mensaje:
Ve y predica,
porque has sido llamado para este ministerio.
En 1207, angustiado por el crecimiento de la herejía
hacia el dogma religioso, junto a otros discípulos
dispuestos a recorrer pueblos y ciudades para llevar a
todas partes la Luz del Evangelio, decidió fundar la
Orden de Predicadores o Dominicos; conocida también como
Orden Dominica y sus miembros como Dominicos. La
devoción por la evangelización lo inspiró a guiar a los
Dominicos en su misión de predicar para llevar almas a
Cristo, a pesar de encontrar grandes dificultades; pero
en reconocimiento a esta gran obra de Fe y amor, tuvo un
auxilio...
Según la tradición, respaldada por documentos
pontificios, una noche en la que Domingo se encontraba
orando en Fangeaux, en el sur de Francia, tiene una
revelación en la que Virgen María le entrega el
Rosario como arma poderosa para ganar almas, y le indica
que lo predique por todo el mundo.
En 1216 se
publican las Bulas
promulgadas
por el Papa Honorio III confirmando la fundación de la
Orden de Predicadores o Dominicos.
Con ese gran apoyo, se continuó con la misión
evangelizadora y el 21 de enero de 1217, el Papa Honorio
III aprobó definitivamente la obra de la Orden de
los Predicadores o Dominicos.
Las dimensiones humanas y espirituales le permitieron a
Domingo instituir o fundar el rezo del Rosario.
[En el 2020 se conmemoran 803 años de
aquella aprobación].
Después de dedicar muchos años de su vida a combatir la
herejía con gran Fe y determinación, Domingo de Guzmán
murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221. La Iglesia
Católica reconoció su obra, siendo Canonizado por el
Papa Gregorio IX, en 1234. Al momento de realizar esa
ceremonia el Papa dijo
De la
santidad de este hombre estoy tan seguro, como de
la santidad de San Pedro y San Pablo.
El
ejemplar más antiguo del escudo de la Orden de
Predicadores, conocido en la actualidad, data
alrededor de los años 1419-1420 y figura en el
pedestal de una imagen de Santo Domingo que se
encuentra en el museo del Monasterio de los
Dominicos, en Caleruega, España, y que
anteriormente se encontraba en la puerta de
entrada a ese Monasterio. Los elementos del escudo
son: La cruz flordelisada sobre campo de plata
(blanco) y sable (negro). |
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Fe y devoción en Guatemala
Grandes acontecimientos han marcado profundamente la Fe
y devoción en Guatemala a la imagen de Nuestra Señora del
Rosario. Entre éstos, se citan los siguientes:
Descubierto el nuevo mundo, hacia el año 1510
llegó a la Española,
actualmente
Santo Domingo, un grupo de frailes dominicos, templados
en el Evangelio y dotados de un gran sentido de
justicia. Levantan una iglesia pajiza y junto a la
iglesia, el convento austero y parco. Aquí se enciende
de indignación el alma de esa comunidad evangélica al
observar la falta de humanidad en el trato que se les
daba a la población originaria de tierras americanas.
Los frailes dominicos que inicialmente evangelizaron
esas tierras conquistadas por la corona española,
se establecieron alrededor de 1529 en el Valle de
Almolonga, la primera capital del Reino de Guatemala,
ciudad de Santiago de los Caballeros, que en la
actualidad se conoce como
Ciudad Vieja.
Con el arribo de los frailes evangelizadores dominicos a
Guatemala se considera, entre otros valiosos aportes, la
devoción mariana del Rosario.
Con motivo de la inundación ocurrida entre 10 y 11 de
septiembre de 1541, que destruyó aquella ciudad, el
Cabildo del Ayuntamiento acordó, el 22 de octubre del
mismo año, trasladar la capital del Reino de Guatemala,
ciudad de Santiago de los Caballeros, al Valle de
Panchoy, lugar conocido actualmente como
La Antigua Guatemala.
Cuatro fueron los solares otorgados a la orden dominica,
y en la parte alta de la ciudad, recibieron el sitio más
extenso. Santo Domingo fue el primer Templo monástico de
Santiago de los Caballeros, para 1553. Se distinguía su
fachada con dos torres, en una el primer reloj público
de Guatemala, y en la otra el campanario. El Templo, que
llegó a ser suntuoso y tardó en concluirse, tenía diseño
de cruz latina; poseía una nave central, dos laterales y
varias capillas pequeñas con retablos.
Su convento fue el primero en la misma ciudad,
construido inicialmente con cañas tapadas con barro y
techo de heno. En 1544 se inició la construcción de un
monumental convento con varios claustros, huertas
extensas y una chácara con adobes y baldosas.
El 1 de noviembre de 1559, el Obispo Francisco
Marroquín, fundó la
Cofradía del Rosario. Esa Cofradía fue la
primera, con esa advocación mariana, fundada en
Centroamérica. El mismo día, el Obispo subió al púlpito
en la Iglesia Catedral y exhortó al pueblo a la devoción
del Santísimo Rosario; estableciendo dicha Cofradía en
el Templo y Convento de Santo Domingo. Se acordó,
también, hacer todos los años una procesión desde la
Iglesia Catedral hasta el mencionado Templo, el día de
la Anunciación. Escogieron ese día por celebrarse en el
primer misterio gozoso del Rosario, y no estar
instituida aún la festividad del Rosario. La devoción a
la Virgen del Rosario trascendió, entonces, desde la
capital a toda la República.
El 1 de abril de 1573, el Papa Gregorio XIII instituyó
el primer domingo de octubre para celebrar la festividad
mariana del Rosario.
A mediados del siglo XVI, y por encargo del fraile
dominico Lope de Montoya, tres excelentes escultores de
la ciudad de Santiago de los Caballeros tuvieron el
acierto, las calidades artísticas y el honroso encargo
de realizar, en plata pura, la imagen de Nuestra Señora
del Rosario. Los tres maestros, discípulos del platero
sevillano Andrés Revolledo, burilaron esa imagen
basándose en la que tenía la Cofradía del Rosario y que
era conocida como Nuestra Señora de la Antigua, ataviada
con un traje en forma de campana. La imagen fue
bendecida en 1592 y ubicada en el Templo de Santo
Domingo.
En Santiago de los Caballeros, los dominicos de esta
ciudad estaban al tanto de los progresos y frutos que
hacía la devoción del Rosario Perpetuo en Europa y
deseaban fundarlo en estas tierras americanas. Esperaban
sólo una ocasión oportuna para dar al acto un gran
esplendor a fin de animar a las personas a tomar su hora
del rezo.
A petición del Rey de España, el Santo Padre concedió en
1650 un Jubileo extraordinario para el Rosario. En
Santiago de los Caballeros se escogió el 12 de febrero
del año siguiente para obtenerlo.
En 1651, entre los actos religiosos acordados para ese
día, el principal era hacer una magna procesión hacia la
Iglesia Catedral con la imagen de Virgen del Rosario
del Templo de Santo Domingo. Esa fue la oportunidad que
aprovecharon los dominicos para fundar el Rosario
Perpetuo en la República. De regreso a Santo Domingo, se
colocó la imagen de la Virgen en un presbiterio a
petición de los fieles, organizándose el mismo día, 12
de febrero, el Rosario Perpetuo.
La gente estaba entusiasmada. Se formaron turnos para
acompañar a la Reina de los Ángeles de día y de noche en
su capilla a partir del día 19 del mismo mes de febrero.
Sin embargo, en el día 18, entre las doce del medio día
y una de la tarde, sucedió tan gran terremoto “que
parecía se hundía la ciudad y que se acababa el mundo”.
La imagen venerada estuvo por caer. Presuroso, acudió el
religioso Fray Esteban Louis, y la sujetó; pero eran
tales los movimientos que tuvo miedo de caer al suelo
con la imagen, por lo que la mantuvo sostenida hasta que
pasó lo fuerte de los temblores. Sin temor que se les
viniese encima la bóveda de la capilla, los feligreses
sacaron la imagen a la plazuela del Convento y allí la
acondicionaron en una cabaña con tapices y adornos,
estableciéndose la guardia perpetua y rezándole el
Rosario para que intercediera ante la Clemencia Divina.
A consecuencia del terremoto que había asolado a la
ciudad el día anterior, Virgen del Rosario fue
elegida
Patrona y abogada contra los
terremotos
por el Cabildo del Ayuntamiento de la ciudad de Santiago
de los Caballeros, el 19 de febrero de 1651; iniciándose
el rezo del Santo Rosario todos los días en Templo de
Santo Domingo. En nuestros días, esa costumbre aún se
conserva.
La
época más triste para la ciudad de Santiago de los
Caballeros sucedió en 1773, cuando en el día 29 de julio
un fuerte terremoto destruyó y asoló esa ciudad. El
estremecimiento de la tierra fue tal que la duración y
variedad de movimientos no fue fácil referir aún por los
que fueron testigos de esa tragedia, pues la turbación y
angustia no daba lugar a reflexiones. Al igual que las
otras edificaciones, el Templo y Convento de Santo
Domingo quedó totalmente en ruinas.
Con motivo de la devastación de la ciudad de Santiago de
los Caballeros, el Cabildo del Ayuntamiento decidió
trasladar la capital a otra sede, el Valle de la Ermita
o de la Virgen, llamando a la nueva ciudad la
Nueva Guatemala de la Asunción, fundada
provisionalmente el 1 de enero de 1776 y, en definitiva,
mediante orden real del 23 de mayo del mismo año.
En consecuencia, también se trasladó la imagen de
Nuestra Señora del Rosario a una iglesia provisional,
que en junio de 1778 los frailes dominicos ya tenían
construida. En 1792, se inició la construcción formal
del hoy monumental Templo de Santo Domingo, habiéndose
prolongado su construcción por 16 años.
El 5 de noviembre de 1808, todas las campanas de la
ciudad repicaron en señal de júbilo. Con una solemne
procesión en las calles, donde se observaron casas
profundamente adornadas e iluminadas, fuegos
artificiales y descargas de artillería, la imagen de
Nuestra Señora del Rosario ingresó a la nueva
edificación, para ocupar como trono real el camarín
principal del Altar Mayor, teniendo todo el Templo como
regia capilla.
Los próceres de la Independencia de Guatemala
proclamaron a Virgen del Rosario como Patrona de la
nueva nación, en 1821; y ante ella juraron no descansar
hasta obtener la libertad de Guatemala, lo cual lograron
el 15 de septiembre del mismo año.
El 1 de octubre de 1843, el entonces presidente de la
República de Guatemala, Rafael Carrera, reafirmó que
Virgen del Rosario del Templo de Santo Domingo es
Jurada Patrona de todas
las Armas del estado.
En 1883, Su Santidad, el Papa León XIII exhortó a la
Iglesia que no sólo sea festivo el
7 de octubre,
sino
que todo el mes sea celebrado con solemnidad en honor a
Nuestra Señora del Rosario. Aquella noticia llegó con
júbilo a Guatemala, en donde ya se tenía la devoción del
rezo del Rosario; pero fue hasta en 1888 cuando, en
Guatemala, Fray Julián Riveiro y Jacinto, o.p., hizo realidad la
solemnidad de la festividad en mención con las
características actualmente conocidas, entre otras:
ornamentación dentro y fuera del Templo de Santo
Domingo, vigilias, alboradas, procesiones y rezos
públicos, durante todo el mes de octubre.
El 16 de octubre de 1931, el Papa Pío XI emitió el
Decreto para la Coronación Pontificia de la imagen de
Virgen del Rosario. El 28 de enero de 1934, en feliz
acontecimiento y honor conferido a Monseñor Luis Durou y
Sure, XIV Arzobispo de Guatemala, como representante del
Sumo Pontífice, se coronó solemnemente a dicha imagen
como
Reina y Patrona de Guatemala.
Esa celebración religiosa se realizó en el atrio de la
Iglesia Catedral, es decir al aire libre, ya que no se
encontró ningún otro templo lo suficientemente grande
que pudiera albergar a los innumerables feligreses.
En 1969, al considerar la arraigada devoción del pueblo
guatemalteco hacia el rezo del Santo Rosario, el Papa
Paulo VI concedió al Templo de Santo Domingo la
categoría y dignidad de Basílica Menor de Nuestra Señora
del Rosario; lo que se concretó el 27 de septiembre de
1970 a cargo del Excelentísimo Cardenal Mario Casariego.
El 4 de octubre de 1992, el entonces Alcalde de la
ciudad capital, Oscar Rafael Berger Perdomo, en
conmemoración del IV centenario de la veneración de la
imagen de Nuestra Señora del Rosario, la declaró
Alcaldesa Perpetua de la Ciudad Capital.
En octubre de 2002, al iniciar el vigésimo quinto
aniversario de su pontificado, el Papa Juan Pablo II
firmó la Carta Apostólica mediante la cual enriqueció la
plegaria del Rosario
al adicionarle
cinco Misterios de Luz o Luminosos. Novedad creativa que
nos invita a contemplar y seguir todo el misterio
salvador de Cristo, siempre de la mano de nuestra Madre,
María.
Actualidad
En nuestros días, la devoción al Rosario Perpetuo sigue
vigente, siendo su casa matriz la Basílica Menor de
Nuestra Señora del Rosario, Templo de Santo Domingo, extendiéndose a lo largo y
ancho del país en diferentes parroquias.
Sigue
representando a los legionarios de María, poniendo en
nuestras Horas de Guardia toda nuestra atención y
devoción para alcanzar de tan admirable Madre los más
copiosos frutos de gracia para nuestra nación.
En ese sentido, contemplar a Santa María, bajo la
advocación del Rosario, debería motivar a quien la
contempla a querer ser fiel al discipulado en y desde la
iglesia, para “dar razón de la esperanza cristiana”
Fuente:
Comunidad
dominica de la Basílica Menor de Nuestra Señora del
Rosario, Templo de Santo Domingo.
Comunidad de
la Cofradía del Santo Rosario.
"Patrona de
Guatemala", Revista formativa de la Cofradía del Santo
Rosario.
Divulgación
del Patronato de Santo Domingo.
Los Veinte
Misterios del Rosario, Compendio del Evangelio. Fray
Bernardino Rodríguez G.
Compendio de
la historia de la ciudad de Guatemala, Volumen 1.
Domingo Juarros.
Documentos del Concilio
Vaticano II.
Periódico Católico La
Misión.
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